En sociedades antiguas, las viviendas contenían dentro suyo tanto las actividades íntimas de vida familiar como las actividades colectivas o sociales. La domesticidad se entiende como un proceso ideológico gestado desde el siglo XIX. En el Perú, la modernidad trajo consigo las unidades vecinales, las residenciales y, más recientemente, el edificio multifamiliar de los promotores inmobiliarios, manteniendo a la casa como lugar de estabilidad y recuperación, paralelo al mundo social de la producción y la acción política.
Buscamos indagar sobre estos otros espacios, como una manera de recuperar los ámbitos que abarcaba la vivienda antes de la modernidad. Este trabajo reflexiona, a partir del Taller de diseño 3, sobre el significado de vivir de manera colectiva actualmente, diferenciando entre la edad antigua y la edad moderna, y sobre el rol de la arquitectura en la construcción de lo colectivo en la actualidad.